Cuando en el 2009 leí un anuncio donde se rumoreaba que Apple lanzaría un nuevo producto llamado iPad, una suerte de computadora portátil de pantalla táctil (aunque en el 2001 Microsoft ya había lanzando un producto similar con Windows XP), me entró la curiosidad de saber en qué casos podría ser útil. Luego en el keynote de enero del 2010, Steve Jobs presentó una pantalla que mostraba un iPhone y un ordenador portátil, y cuando hizo la siguiente pregunta ¿Queda sitio para algo en medio?, tuve mi respuesta: leer en cualquier lugar, jugar como si fuera una consola de juegos, escribir naturalmente como si de un cuaderno se tratara, dibujar como en un bloc de notas, usarlo como asistente personal pues contaría con agenda, calendario y demás programas del género, entre otros.
Una computadora completa en un espacio no más grande que un libro, que sea de fácil transporte. —Steve Jobs, 1983.
Fue entonces cuando supe que un iPad podría acercarme a los mil y un PDFs que yacen empolvados en mi disco duro, a las apps que Lifehacker o Gizmodo recomendaban; y hacerme con una. Pero como es sabido que Apple lanza por lo menos una nueva versión de un producto cada año, decidí esperar.
Compra
En marzo de este año, 2012, cuando Apple sacó a la venta el new iPad, que entre las ventajas más destacadas se encuentra la pantalla retina, llamada así por poseer pixeles de alta densidad, decidí que ya era tiempo. Visité las páginas web de Apple, Amazon, Best Buy entre otras para ver si encontraba alguna diferencia sustancial de precio y ver sus políticas de envío. Cualquier decisión por comprar un iPad vía Internet resultaba riesgoso, uno por los tiempos de envío, por el envío en sí y por el trámite en Aduanas. Preferí adquirirlo aquí, en Perú. En julio encontré una distribuidora de productos Apple a precios razonables y le di al botón comprar.
Con el nuevo iPad en mano, me sentí satisfecho pues su diseño de bordes redondeados la hacen hermosa y delicada.
Aplicaciones
El iPad nuevo viene con aplicaciones para conversar (Facetime, Mensajes), organizador personal (Calendario, Contactos, Notas, Recordatorios), mapas, entretenimiento (Juegos, YouTube, iTunes, Música, Fotos, Photo Booth, Cámara), Internet (Safari, Mail), leer (iBooks, Quiosco).
Son hermosas aplicaciones, muy bien diseñadas y fáciles de usar, pero no cubren todas las necesidades de un usuario promedio o de un diseñador, como en mi caso.
Así que manos a la obra, a buscar las apps perdidas. La tienda por defecto es la App Store, así que ahí iniciamos la búsqueda. Entre las más sonadas aplicaciones para el iPad está Keynote, el PowerPoint de Mac. Me dirigí al enlace de descarga, le di en comprar, completé mis datos de facturación, pero por un error, o simplemente porque no aceptaban mi tarjeta de débito, no pude completar la transacción. Un odioso error de “Código de Seguridad inválido” que alternaba con “Código Postal inválido” me dejaba con un mal de sabor de boca. Y después de un rastreo por los principales foros de discusión de productos Apple entendí que el problema era que no trabajaban con bancos fuera de los Estados Unidos y que la única solución era comprar iTunes Gift Cards, usadas principalmente para comprar sin una tarjeta de crédito. El detalle es que éstas son revendidas con USD $3.00 de más. Y para comprarlas, uno debe hacer el depósito bancario o pagarlo con tarjeta al vendedor y éste una vez recibido el pago te envía el código para poder canjearlo y tener saldo en tu cuenta iTunes. Interesante, pero engorroso.
Jailbreak
Una forma más interesante, además de arriesgada, es sacar el jugo al nuevo iPad con un jailbreak, que no es más que burlar ciertos sistemas de seguridad del dispositivo para tener acceso “total” a él y adaptarlo a nuestro gusto.
Hacer jailbreak también me permitiría conseguir aplicaciones a “costo cero”. El proceso fue relativamente rápido y fácil. Bastó con descargar redsn0w y seguir las instrucciones de jailbreakme. En unos cuantos minutos y después de un reinicio ya tenía mi iPad con el iOS 5.1.1 liberado y listo para ser “tuneado”.
Encontré sitios como AppCake y apptrackr desde donde se pueden descargar infinidad de aplicaciones listas para usar en el iPad. Descargué unas cuantas para probar y voilá. Tenía Keynote, Pages, The Dark Knight Rises, Asphalt 7, entre muchos otros. En resumen: Felicidad.
Supe que una vez liberado el iPad era posible acceder a otra tienda de apps, llamada Cydia. También que podía descargar aplicaciones desde diversas “fuentes”. Probé usar esas fuentes y descargar iFile, que es un administrador de archivos a nivel de administrador. Muy interesante pero no muy bueno puesto que los nombres de las aplicaciones son listados con dígitos y letras, en lugar de sus nombres, dificultando reconocerlas.
Entre los procesos de instalación de una aplicación vía Cydia, está la instalación de paquetes previos y los reinicios, temibles porque no sabes si volverá a aparecer el esperado deslizador para “Desbloquear”. Y es que entre una y otra instalación la pantalla del iPad mostraba líneas extrañas, infinitos loops del indicador de carga o congelamientos repentinos. Situaciones que desencajan a un inexperto como yo.
Otro tema con las aplicaciones “costo cero” (crackeadas para los puritanos) es que no puedes actualizarlas por el App Store. Pues al ser aplicaciones “alteradas” el App Store no las reconoce como tal y te muestra un mensajito indicando que primero tienes que adquirir el programa. Las actualizaciones de las aplicaciones son muy necesarias e importantes porque los desarrolladores de software están constantemente añadiendo características, puliendo imperfecciones, bugs, en otras palabras: mejorando sus programas. Entonces, al no poder actualizarlas el App Store se mantiene mostrando un círculo rojo con el número de actualizaciones disponibles, inquietante.
iOS 6
El 20 de septiembre, un día después del lanzamiento del nuevo sistema operativo de los iDevices, actualicé mi iPad al iOS 6. Razón: Siri, el asistente personal por voz y la integración total con Facebook, entre otros. Consecuencia: pérdida del jailbreak y de todas su bondades.
Nuevamente vacío, tanto mi iPad como yo. El único consuelo era que tenía el sistema operativo más actual y con más de 200 prestaciones por descubrir.
Comencé a buscar y descargar aplicaciones gratuitas o aquellas que se volvían gratis por un determinado espacio de tiempo, gracias a la dádiva de sus creadores (gracias Appsfire Deals).
Pago con tarjeta
Después de unos días, volví a sentir el vacío que dejaron los programas de costo cero, pues no podía acceder a ellos sin jailbreak, y más aún pues los hackers, programadores de estos aplicativos, no se proponían lanzar una nueva versión a corto plazo.
Luego de darle unas cuantas vueltas al asunto, de porqué no podía comprar aplicaciones en el App Store usando mi tarjeta de débito, me propuse intentarlo una vez más. Me dirigí al App Store, busqué Keynote y clic en Comprar App. Me solicitó mi contraseña, confirmé mi compra y aceptar. En cuestión de segundos “mágicamente” encontré mi primer y nuevo programa comprado en el escritorio del iPad. Fue genial. En ese momento se quebraba una etapa mítica, ahora sí podía comprar aplicaciones en el App Store y de manera segura.
Desde entonces las aplicaciones que tengo son compradas, legales, seguras, regaladas o con descuento, gracias a aplicaciones como Appsfire Deals o la misma App Store pues a través del Facebook recomiendan la aplicación gratuita del día.
Elección
El problema actual que enfrento es elegir entre uno u otro programa. Porque muchos de los programas que compré los pude probar cuando tenía jailbreak, es decir, me permitió conocer cada programa a fondo, diferenciarlas y conocer sus pros y contras. Pues no es razonable comprar aplicaciones del mismo tipo para terminar usando solo uno.
Actualmente suelo leer reviews antes de hacer una compra. Una reseña es orientativa, pero no es lo mejor, pues muchas veces se basan en ciertas características, diferencias o necesidades. Otro punto en contra es que muchas de estas reseñas están sólo en inglés.
Por último, mis recomendaciones para Apple, los desarrolladores de software y distribuidores son dos:
- Facilitar programas de prueba, trial. Útiles por un periodo de tiempo.
- Disponer de versiones lights o gratis con posibilidad de comprar la versión pro o completa.
Desenlace
Gracias a que puedo tener n-cantidad de programas para el iPad, mi escritorio está lleno de apps interesantes, aunque no imprescindibles. Por ello, cada cierto tiempo, me siento en el sofá, cojo el iPad y lo único que hago es probar todas las opciones que ofrece cada programa. Ver su verdadera función y utilidad, y darle el veredicto romano, pulgar arriba o abajo (abajo sería eliminar la aplicación presionando su icono y luego en la x). Así mi iPad tiene bastantes programas, buenos, bonitos y sobre todo baratos, aunque hay aplicaciones que llegan a costar tanto como una de escritorio.